Energía solar compartida

Si en cada tejado hubiera paneles con capacidad de generar energía solar para su propio consumo, se cubriría la demanda media anual de electricidad en más de 43 millones de hogares.

El consumo propio es una de las prioridades estratégicas, así como las fórmulas para compartir entre vecinos la energía generada por las placas solares ubicadas en los edificios. “Estas instalaciones de autoconsumo colectivo permitirán el uso conjunto de energías renovables y auxiliares, que se comercializarán a través de dos conceptos: barrios solares y comunidades solares”, explica la multinacional.

Los barrios solares son iniciativas en las que colaboran entidades públicas, dedicadas a proporcionar energía 100% renovable a los vecinos, y que además tienen una clara dimensión social. Habilitan su propio consumo a un gran número de hogares y negocios, y contribuyen a reducir los costos energéticos de familias vulnerables.

Comunidades sostenibles

A este autoconsumo puede acceder cualquier edificio destinado a vivienda con azotea. La propia comunidad tiene la opción de habilitar instalaciones para consumo eléctrico compartido, lo que le permite combinar con instalaciones privadas de vecinos. Todo lo que necesitan es el consentimiento del 33% de los propietarios.

La instalación fotovoltaica en una casa familiar puede ahorrar 600 euros al año. No hay inversión a 30 años que genere ahorros con tan bajo riesgo como la instalación de autoconsumo. De media, “retornamos la inversión en instalación fotovoltaica en ocho años, plazo que se puede reducir a la mitad en el caso de ayudas y bonificaciones”.

Energía solar, el 8% del total este año

La aportación de la energía solar fotovoltaica aumenta respecto a 2019, y ya representa el 6% de la producción total, casi duplicando su aportación al mix de producción, según los últimos datos